Conferencia de Seguridad de Múnich.
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EFE

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La crisis de Ucrania, una sombra sobre la Conferencia de Seguridad de Múnich

El peligro es latente.

La amenaza rusa en Ucrania planeó hoy como una sombra permanente sobre la Conferencia de Seguridad de Múnich y la mayor parte de los participantes se han centrado en ella, en el peligro que representa y en formular advertencias a Rusia sobre las consecuencias que tendría un ataque a ese país.

La Conferencia de Seguridad es un foro informal en el que se suelen abordar con gran transparencia diversos conflictos y en donde también suele haber posiciones encontradas.

En esta ocasión, sin embargo, las diferencias han sido cuestión de matices en lo que a Ucrania se refiere, lo que en parte se explica por la ausencia de representantes rusos.

El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, asistió ininterrumpidamente durante 12 años -incluso en plena crisis de Crimea- pero ahora está ausente.

Con ello no ha sido posible hablar "con Rusia" -como lo quería el director de la conferencia Wolfgang Ischinger- sino solo "sobre Rusia". Un mensaje casi único y reiterado permanentemente.

El primer ministro británico, Boris Johnson, el canciller alemán, Olaf Scholz, la vicepresidenta de EEUU Kamala Harris, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la presidenta de la CE Ursula von der Leyen, han insistido en que las puertas de la diplomacia siguen abiertas pero la situación es peligrosa y la comunidad internacional está preparada para reaccionar.

"No hay que ser ingenuos. El avance de tropas es claro. Estan desplegadas todas las capacidades para una agresión. Pero al mismo tiempo nuestro trabajo es aprovechar cualquier posibilidad por pequeña que sea para abrir puertas", dijo Scholz.

La UE, según reiteró Von der Leyen, tiene preparado un fuerte paquete de sanciones y una agresión tendría para Rusia consecuencias "económicas, políticas y geo-estratégicas".

Johnson advirtió que lo que está en juego no solo es la soberanía de Ucrania sino el futuro de las relaciones entre las naciones y que una agresión podría tener repercusiones "hasta Asia y Taiwan".

"Podría sacarse la conclusión de la agresión vale la pena y algunos quisieran seguir el ejemplo. Eso es algo que no puede permitirse, si Putin opta por la agresión tenemos que lograr que esta sea un fracaso", dijo Johnson.

Johnson advirtió también de que puede haber campañas de desinformación con el objetivo de justificar una invasión como reacción a una presunta provocación.

Tanto Johnson como Scholz revelaron algunos aspectos de sus recientes encuentros con el presidente ruso Vladimir Putin, en busca de una solución diplomática.

"Le dije a Putin que seguiremos esperando que la diplomacia tenga hecho pero tenemos que ser brutalmente honestos con lo que están pasando. Si Ucrania es atacada viviremos la destrucción de un estado democrático", dijo Johnson.

Scholz dijo que había argumentado ante Putin que la OTAN siempre ha sido una alianza defensiva y nunca ha sido una amenaza ante lo que el presidente ruso recordó la intervención en la antigua Yugoslavia.

"Le dije que la OTAN había intervenido para evitar un genocidio. Entonces el habla de un presunto genocidio en Donbas, lo que es absurdo pero es su narrativa", dijo Scholz.

Harris también insistió en que una agresión militar a Ucrania tendría graves consecuencias para Rusia y que no se puede permitir que las fronteras sean cambiadas a través del uso de la fuerza.

"Las fronteras no pueden cambiarse con el uso de la fuerza, eso es algo que no podemos permitir", dijo Harris.

Harris amenazó con medidas "significativas y sin precedentes" en caso de una nueva invasión por parte de Rusia e hizo referencia a un paquete de sanciones financieras y controles de exportación de efecto "rápido, severo y unitario".

"Apuntaremos contra las instituciones financieras e industrias clave de Rusia. Y contra quienes sean cómplices y ayuden y permitan esta invasión no provocada", advirtió.

De otro lado, algunos de los participantes señalaron como la crisis actual ha servido para reforzar la OTAN y las relaciones transatlánticas después de los vientos de crisis que soplaron durante la administración del anterior presidente norteamericano, Donald Trump.

EFE

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